EUROPA. AÑO 2035. 12 DE MAYO.

Europa 2035 es un proyecto –distópico- de Fuerza Naval. Un homenaje a la novela “Tormenta Roja”, pero en una época totalmente distinta: 2035, y con un actor que su autor, Tom Clancy, no habría considerado relevante jamás: una Unión Europea unida por la necesidad de hacer frente a las amenazas externas. Esperamos ver vuestras reacciones… y si queréis saber cómo sigue, no dudéis en azuzar al autor. ¡Os animamos también a cuestionar si las tácticas o la estrategia expuestas podrían ser mejorables y más realistas!.

Capítulos anteriores:

9 de mayo.

10 de mayo.

11 de mayo.

NUEVA YORK, 0700 HORA LOCAL.

Helle Thorning-Schmidt descendió por la escalerilla del Airbus A360 que servía de aeronave de estado de la Unión Europea. El avión tenía un aspecto majestuoso sobre la explanada del aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York. Capaz de volar a Mach 2 y alimentado por biocombustibles representaba el éxito tecnológico de la UE.

Airbus A-360, la aeronave de Estado de la Unión Europea.

La Alta Representante para Asuntos Exteriores había solicitado una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar la invasión rusa que asolaba el viejo continente. No tenía ninguna esperanza en el anquilosado organismo, pero esperaba poder recabar apoyos dentro de la comunidad internacional.

A bordo del vehículo oficial en el que viajaba hasta la sede de las Naciones Unidas, a orillas del East River, sus dos principales asesores le ponían al día.

  • Podríamos considerar una victoria si ninguno de los estados “neutrales” se posiciona a favor de Moscú.
  • No creo que haya muchos argumentos para ponerse a favor de Moscú – respondió Thorning – Pero aunque consigamos unir a todos los miembros permanentes frente a Rusia y China, la resolución no tendrá ningún efecto. Poco se puede conseguir cuando tres de los miembros permanentes están enfrentados a otros dos. Venimos aquí a exponer el ansia expansionista de Moscú, pero será difícil obtener resultados prácticos en la sede de Naciones Unidas. Debemos centrarnos en negociar bilateralmente con la delegación americana.

Naciones Unidas había cambiado mucho en los últimos diez años. El Consejo de Seguridad se había visto obligado a ceder a las presiones regionales y había duplicado sus miembros permanentes. Estaban representadas las principales potencias, pero también todas las regiones del globo. A Estados Unidos, China y Rusia se habían unido la India, Japón, Brasil –como representante suramericano-, Suráfrica –representando al continente africano-, Arabia Saudí –como representante del mundo árabe y la OPEP- y Australia –por aquello de no dejar a Oceanía al margen y de ganar un aliado para la causa occidental-.

El proceso de unificación de la UE, sin embargo, había jugado en su contra. Justo cuando Alemania había conseguido un sitio como miembro permanente, una ofensiva por parte de Rusia, China, India y Brasil –y, en aquel momento, con la connivencia de unos Estados Unidos que miraron hacia otro lado- habían reducido los tres asientos europeos (Reino Unido, Francia y Alemania) a uno. 

También había desaparecido el derecho a veto, pues habría convertido al organismo en un ente todavía más inoperante que la institución artrítica que ya representaba.

La comitiva se desplazaba a toda velocidad a través del barrio de Queens, rumbo al East River. Thorning podía ver desde las ventanas del vehículo blindado como cientos de pancartas colgaban de las viviendas de aquel humilde barrio: “Bring Our Troops Home”. El conflicto con China les había costado ya más de cuarenta mil bajas. La cifra subía cada día.

  • ¿Creéis que podemos esperar algo de la administración Kushner? –preguntó Thorning a sus asesores.
  • De Kushner directamente, lo dudo. No deja de ser el delfín de Trump, es un buen yerno. América Primero. Pero tiene algunos asesores que sabrán ver la conveniencia de echarnos una mano si quieren frenar el avance chino en el Pacífico.

Diez minutos después, la comitiva hacia su entrada en la sede de Naciones Unidas, un vetusto conjunto de edificios de 1952 muy deteriorado por la dejadez de los estados miembros a la hora de financiar su reforma.

La prensa esperaba a pie del vehículo, intentando recoger alguna declaración de la antigua primera ministra de Dinamarca, que ahora ejercía como Ministra de Asuntos Exteriores de la UE. Pero aquel no era el momento de hablar ante las cámaras. Prefería esperar a ver si la reunión daba algún resultado.

En la Cámara del Consejo de Seguridad, situado en el edificio de conferencias, las distintas delegaciones habían ido ocupando sus asientos.

Sala del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Sin perder el tiempo, Thorning se dirigió al atril, sabiendo que como convocante le tocaría iniciar la sesión. Su amplia experiencia política le permitía enfrentarse a aquella situación con plena tranquilidad. Sus asesores prepararon las ayudas gráficas en las que basaría su exposición.

  • Estimados representantes – comenzó – me dirijo hoy a ustedes para denunciar ante el Consejo la injustificada agresión que la Unión Europea ha sufrido por parte de las fuerzas armadas de la Federación Rusa. Una agresión que, a estas horas, ha costado cientos de vidas y en la que no ha existido provocación alguna. Una agresión que, según la información de inteligencia de la que disponemos, es apoyada desde Pekín. Una agresión, que al fin y al cabo, sólo sirve para generar caos y dolor y que va en contra del principal objetivo del organismo al que hoy acudo a denunciar esta situación: el mantenimiento de la paz mundial y la seguridad que permitan el desarrollo de los pueblos. Es por ello que la UE pondrá encima de la mesa, al cierre de sesión, una votación para aprobar una resolución condenatoria en contra de las acciones del gobierno de Moscú, exigiendo un inmediato alto el fuego.
Hellen Thorning-Schmidt dirigiéndose al Consejo de Seguridad.

A esta declaración inicial siguieron una serie de exposiciones de información de inteligencia que pretendían demostrar la vinculación de Pekín y la inexistencia de tensiones previas que justificaran una agresión militar. Al llegar el turno de réplica, el representante ruso tomó la palabra:

  • Señora Thorning, usted sabe bien que la Federación Rusa ha advertido a Bruselas repetidamente de los riesgos de su expansión hacia el este. No sólo han ignorado estas advertencias, sino que además han ignorado el deseo de la población rusa en Ucrania y Bielorrusia, fagocitando con sus envenenadas promesas de ayuda económica a dos naciones eslavas. Las fuerzas armadas rusas sólo han accedido a estos territorios con un objetivo: garantizar los derechos de una población rusa despreciada por los burócratas de su Unión.

Thorning estaba preparada para aquella respuesta, pero aquella indiferencia por parte del representante ruso, y las caras de apatía de los estados neutrales, confirmaron su impresión de que no sacaría nada de provecho de aquella reunión. Se dispuso a replicar al representante ruso.

  • Señor Churkin, ¿cómo explica entonces que, protegiendo a una población rusa, sus tropas estén ya a las puertas de Kiev, donde el porcentaje de población rusa es inferior al 5%?
  • Incluso ese 5% merece ser protegido – respondió Churkin.
  • ¿Protegido de qué? – dijo Thorning, elevando el tono de voz.
  • Del proceso de occidentalización al que les quieren someter. ¡No queremos que se trate a los rusos como ciudadanos de segunda, como hacen con los países del Mediterráneo que servilmente se han puesto a las órdenes de Bruselas!. ¿O debería decir de Berlín?.

La discusión subía de tono. Churkin era un diplomático hábil y sabía dónde atacar. Ni siquiera Thorning tenía muchos argumentos para negar que la Unión Europea trataba de distinta forma a sus estados miembros según su capacidad económica. Para cada argumento de la danesa, el ruso encontraba una réplica mordaz. Llegó el momento de hablar del apoyo chino.

  • ¿Y qué me dice del apoyo de Pekín? Como hemos visto en las imágenes de inteligencia, sus fuerzas han atravesado nuestras fronteras con vehículos de fabricación china. ¿Puede negar que la invasión sólo responde al oportunismo? ¿Puede negar que Moscú está abriendo un segundo frente en beneficio de Pekín y del suyo propio?.
  • No entiendo su argumento – respondió Churkin – Por esa regla de tres yo podría condenar en esta cámara que sus aviones utilizan bombas americanas contra nuestras fuerzas, que sólo intentan proteger a la población civil. ¿No estarán ustedes abriendo un segundo frente en beneficio de Washington?.
  • ¡Nosotros no hemos empezado esto!.

Thorning sabía que la discusión estaba perdida. Rusia no tenía que responder ante una opinión pública. Ni siquiera tenían muy en cuenta la opinión de la comunidad internacional. No tenían nada que perder. En Occidente, tal vez el desdén de Churkin por la pérdida de vidas les hiciera ganar algún apoyo, pero nada más. El tiempo se había agotado y llegaba la hora de la votación. Mbeki, un diplomático surafricano, ejercía de presidente del consejo y llamó a la votación.

Al final de la reunión, sólo Estados Unidos, Australia, Japón y la UE, que combatían contra Rusia y China, habían votado a favor de la resolución condenatoria.

Sólo los países occidentales se posicionaron a favor de la UE. Al menos los estados no beligerantes habían permanecido en su cómoda neutralidad, pensó Thorning.

Thorning y su equipo, como el resto de asistentes, abandonaron la sala con cierta premura, con el objeto de interceptar en los pasillos a los miembros de otras delegaciones aliadas, intentando recabar opiniones, información, apoyos…

La ministra de Asuntos Exteriores de la UE se dirigió hacia el líder de la delegación americana. El embajador estadounidense ante las Naciones Unidas se mostró seco y cortante. Thorning no habría esperado otra cosa de uno de los fieles escuderos de la administración de Jared Kushner, el yerno de Trump que ahora ostentaba la presidencia, y artífice de la desintegración de la OTAN y del enfriamiento de las relaciones Bruselas-Washington. No obtuvo de él más que tímidas palabras de ánimo y escasas promesas de ayuda.

Pero en un lateral del pasillo, otro importante político esperaba. Se trataba de Adrián Castro, miembro del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso de los Estados Unidos, y representante del 16º distrito por el estado de California. Castro, a quién todo el mundo atribuía raíces mexicanas, era en realidad hijo de inmigrantes españoles, empleados de una gran tecnológica en la década de los 90 y establecidos en San Francisco. Y también era, aunque sólo fuera por el vínculo familiar, un firme defensor de la relación transatlántica.

Cuando Thorning avanzaba tímidamente hacia la salida, Castro se acercó a ella.

  • Señora Thorning, ¿tiene un momento?.

Thorning no se había dado cuenta hasta ese momento de que Castro, el aliado que necesitaba, estaba allí. El político demócrata era un aliado de Bruselas dentro de la oposición americana.

  • ¡Señor Castro! Me alegro de verle. Aunque tengo la impresión de que nos iremos de Nueva York con las manos vacías. Su gobierno parece incapaz de recordar que la industria militar europea ha estado apoyando su guerra en el Pacífico desde hace un año.
  • El gobierno quizás se olvide, pero no el pueblo americano. – Castro indicó a Thorning una zona apartada del flujo de personal de las delegaciones que abandonaba en ese momento el edificio.- Como sabrá, por primera vez estamos recuperando la iniciativa en el Pacífico. Los Marines se han hecho fuertes en la primera cadena de islas y nuestra fuerza naval domina los accesos…
  • Pero la guerra está lejos de terminar, ¿no es así?.
  • Sin duda, señora Thorning. Pero una vez recuperada la iniciativa, y con la superioridad naval garantizada, creo que podré convencer al comité para presionar a la administración Kushner y desviar las unidades que ya no necesitamos en el Pacífico al teatro europeo. Quizás nuestro gobierno no lo quiera ver, pero este segundo frente puede pulverizar nuestros avances frente a China.
  • Muchas gracias, congresista. Esta es una situación muy difícil para Europa y toda ayuda será poca. Pero dígame, ¿cree que bastará con “presionar” a su gobierno?.
  • Ya sabe cómo somos los americanos. Tenemos una mentalidad mercantil… Si su gobierno hiciera un gesto de buena voluntad… todo sería más sencillo.
  • ¿Tiene alguna sugerencia?
  • Claro… ¿qué le parece eliminar la tasa Google?
El Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, apoyado por Japón, Corea del Sur, Australia y el sudeste asiático había sido capaz de tomar el control de la primera cadena de islas. Ejecutando los polémicos planes de Berger, elaborados en 2020, y pese a su limitada capacidad anfibia, el USMC había sido capaz de negar la salida de las fuerzas chinas al Pacífico. Retomar Taiwan sería otro asunto…

Thorning aceptó sin consultar. La tasa Google, establecida a nivel comunitario años atrás, pretendía evitar la evasión de impuestos por parte de las grandes empresas tecnológicas americanas, que utilizaban todo tipo de artimañas para no cotizar en la UE. Su imposición había sido motivo de fricción con Washington. Derogarla era un pequeño precio a pagar si realmente conseguían que el nuevo mundo aceptara venir a socorrer al viejo.

KALININGRADO, 2030 HORA LOCAL.

Stefan Rowecki era el general al mando de la 16ª División Mecanizada polaca, la unidad principal encargada de ejecutar la Operación Memel. Pese a la tibieza de Bruselas a la hora de tomar decisiones, por fin tenían luz verde. El presidente Macron había entendido la urgencia de asegurar el enclave ruso de Kaliningrado, antes de que el ejército de Moscú se lanzara a través del corredor de Suwalki, aislando los países bálticos.

Asegurar el corredor de Suwalki era vital para asegurar la comunicación y los suministros con los estados bálticos.

La Operación Memel, sin embargo, recaía plenamente en manos polacas. Sólo las unidades aéreas y navales de la UE desplegadas, respectivamente- en el mar Báltico y en Lituania prestarían algún apoyo puntual. Al fin y al cabo, el plan era íntegramente polaco, revisado cada seis meses y ensayado anualmente. Varsovia era una de las pocas capitales europeas que todavía no había olvidado que un conflicto armada convencional era una amenaza real.

Sin duda, las fuerzas rusas en Kaliningrado estarían en máxima alerta, lo que dificultaba su misión. Pero Rowecki tenía confianza en el plan, y la certeza de que sus flancos estaban bien protegidos. En la frontera con Bielorrusia, tres divisiones polacas se preparaban para rechazar un posible ataque, y los grupos de combate de la Unión Europea desplegados en Lituania, Letonia y Estonia frenarían cualquier avance del ejército ruso sobre los países bálticos.

Esquema general de disposición de fuerzas previo al asalto a Kaliningrado.

Kaliningrado era un objetivo complicado. Moscú, que llevaba la iniciativa, lo habría abastecido convenientemente antes del conflicto, intuyendo que podría acabar aislado. La guarnición militar no era nada despreciable: una importante base naval en Baltiysk, tres bases aéreas y numerosos cuarteles que alojaban al 11º Cuerpo de Ejército ruso. Alrededor de quince mil hombres. Todo ello bajo el paraguas del potente sistema de defensa aérea S-400 y baterías de costa Bastión. Y lo más amenazante: dos baterías móviles de misiles Iskander de alcance intermedio que tenían todo el territorio polaco a su alcance.

Moscú las habría equipado, sin duda, con cabezas nucleares. Varsovia y Bruselas consideraban muy reducido el riesgo de que los jefes de batería tuviesen autorizado su uso en aquella fase del conflicto, pero el cuartel general polaco no estaba dispuesto a asumir riesgos.

Una vez suprimidas las defensas aéreas y la amenaza de los Iskander, los F-16 Block 52 polacos machacarían desde el aire las bases aéreas y las posiciones defensivas rusas.

A esa hora, coincidiendo con el ocaso, los cazas F-35 de la fuerza aérea polaca que habían sustituido a los veteranos Mig-29 despegaban de la base aérea de Malbork con dos objetivos: inutilizar las baterías de defensa aérea y de misiles Iskander. Americanos e israelíes habían probado en combate estos polémicos cazas frente a sistemas de defensa aérea tan capaces como el S-400, con cierto éxito. El vuelo a baja cota, unido a su diseño furtivo, lo convertían en un blanco difícil de derribar. El esfuerzo sería apoyado desde el Báltico por un submarino alemán equipado con misiles de crucero SCALP.

La versión de lanzamiento submarino del SCALP, vista aquí desde el periscopio de un Tipo 212, había sido la respuesta a las limitaciones que Washington imponía al uso de misiles Tomahawk por parte de sus aliados europeos.

Si todo iba bien, los siguientes en hacer su entrada serían los F-16 desde la base de Lask. Atacarían las unidades en tierra y, junto con los F-35, intentarían establecer la superioridad aérea. Las unidades de operaciones especiales polacas, el afamado GROM, con tres equipos insertados desde hacía un par de días en el enclave ruso, señalaría los objetivos para los aviones. Los cazas españoles e italianos que protegían los cielos de los estados bálticos, reforzados en los últimos días por aviones franceses y británicos, intentarían evitar que la fuerza aérea rusa pudiera apoyar a sus hombres en Kaliningrado desde el otro lado de la frontera.

La última fase sería la invasión terrestre. La 6ª Brigada Aerotransportada tomaría, desde el aire, los aeródromos rusos en la región y los puntos más importante para permitir el avance de la 16ª división mecanizada y sus más de 10.000 hombres y doscientos carros de combate Leopard 2A4.

Organización de la División Mecanizada polaca que, apoyada por unidades de helicópteros y una brigada de asalto aéreo, tomaría Kaliningrado.

Rowecki confiaba en el plan. Se sentía orgulloso de mandar una de las divisiones mejor preparadas y más motivadas de Europa, y sabía que la toma de Kaliningrado no sólo aseguraría la delicada situación de los países Bálticos, sino que sería el primer revés importante que la UE infligiría a Rusia.

A doce mil metros de altura, volando a salvo del alcance de los misiles rusos sobre la ciudad de Copenhague, un A320 de mando y control –parte de las unidades estratégicas que la UE había financiado- monitorizaba y coordinaba los ataques aéreos previos a la invasión. Eran algo más de las nueve de la noche cuando tanto sus sensores de guerra electrónica como las tropas sobre el terreno le confirmaron uno de los criterios más importantes para iniciar la operación a gran escala: el radar 91N6E que proporcionaba datos de lanzamiento a las baterías de misiles rusas había dejado de transmitir. Un misil AARGM-ER lanzado desde un F-35 había utilizado la propia emisión del radar para guiarse hasta él y destruirlo. Otras dos parejas de F-35 irían ahora a por los Iskander, utilizando bombas GBU-12 de 250 kg guiadas por láser por los grupos de operaciones especiales polacos, que habían localizado el emplazamiento de los lanzadores en un bosque cercano a Chernyakhovsk.

A partir de ahí, todo sería más fácil. Desde la aeronave de control transmitieron:

  • Polska Walczy!,  ¡Polonia Lucha!.
Polska Walcząca -Polonia en lucha-. El símbolo de la resistencia polaca en la IIGM era la palabra clave que marcaba la invasión. Muchos de los soldados polacos llevaban en sus uniformes un parche con este histórico símbolo.

Era una clara referencia al grito de guerra de la resistencia durante la II Guerra Mundial. Aquel día era también la palabra clave para indicar que la toma de Kaliningrado pasaba a su siguiente fase.

Los carros polacos Leopard 2A4 estaban un poco anticuados, pero no encontrarían un rival de su talla al otro lado de la frontera.

Los más de doscientos carros de combate bajo las órdenes de Rowecki dispuestos a lo largo de la frontera sur de Kaliningrado arrancaron sus motores MTU de 1500 caballos de potencia. En menos de media hora atravesarían la frontera para abalanzarse sobre el enclave ruso.

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16 comentarios en “EUROPA. AÑO 2035. 12 DE MAYO.

  • el 2 julio, 2020 a las 19:44
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    Buenísimo el capitulo, ojala venga otro pronto

    • el 29 agosto, 2020 a las 08:21
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      Totalmente enganchado y entusiasmado. Después de leer durante el confinamiento Tormenta Roja (por 3ª vez), Fronteras de Agua y La Tierra del Sur, no puedo dejar de alavar este gran trabajo. Espero que no tardecmucho en llegar el próximo capítulo.
      Muchas gracias por el trabajo realizado.

      • el 31 agosto, 2020 a las 00:39
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        Pedazos de libros los tres.

    • el 15 septiembre, 2020 a las 05:48
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      Esperando el siguiente capítulo

      • el 6 octubre, 2020 a las 20:40
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        Otro capítulo, por favor!

  • el 2 julio, 2020 a las 22:58
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    Enganchadisimo, relato corto, pero directo a los hechos

  • el 3 julio, 2020 a las 08:45
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    Muy bueno !!!!

  • el 4 julio, 2020 a las 00:41
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    Soberbio proyecto, espero impaciente el próximo

  • el 12 julio, 2020 a las 21:43
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    Muy bueno y bien escrito, pero tengo una objeción que oponer. Ni en mis más húmedos sueños puedo imaginar un Reino Unido formando parte de un ejército europeo, por el contrario me los imaginaría más bien junto a sus primos en el pacífico lamiendoles el culo, y pasando muy mucho de la UE. Eso en el mejor de los casos, en el peor proporcionándoles inteligencia a los rusos, naturalmente a cambio de algo.

  • el 13 julio, 2020 a las 21:52
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    ¡¡¡¡¡Necesitamos el siguiente capítulo!!!!!

  • el 22 julio, 2020 a las 19:49
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    Entro TODOS LOS DIAS para leer el siguiente capitulo. NO NOS ABANDONEIS!!!!

  • el 18 agosto, 2020 a las 20:28
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    Lo primero agradecer el intenso trabajo realizado para la elaboración de estos textos…
    Impaciente deseo que este periodo de pausa provocado por las vacaciones solo sea la preparación en cascada de los siguientes capitulos… IMPACIENTe quedo esperando el próximo capítulo.

    Muchas gracias.

    • el 31 agosto, 2020 a las 00:38
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      Cono dice Jennifer López ¿El siguiente pa’cuándo?

  • el 7 octubre, 2020 a las 22:14
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    Por favor, otro capítulo!

  • el 16 octubre, 2020 a las 11:18
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    Seguimos impacientes, necesitamos más capítulos por favor

  • el 3 marzo, 2021 a las 13:44
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    Hola, pregunto si es verdad lo que se dice en foros que os han “invitado amistosamente” a retirar esta serie de relatos.
    Un saludo

Los comentarios están cerrados.