13 horas: los soldados secretos de Bengasi.
La semana pasada cayó en nuestras manos la película “13 Horas”, dirigida por Michael Bay y que narra el asalto al consulado americano en Bengasi en 2012. Se trata de un filme que ha tenido poca difusión en nuestro país, que ha recibido críticas desaforadas, y que narra uno de los episodios más polémicos de la política exterior estadounidense del último lustro.
Personalmente, la película es bastante entretenida. Sus más de dos horas no se hacen especialmente largas para aquellos que disfrutamos no sólo del cine de acción, sino de la narración de sucesos reales y recientes.
En el asalto al consulado americano y al anexo de la CIA, militantes islamistas acabaron con la vida del embajador en los Estados Unidos, Christopher Stevens, de un miembro del Departamento de Estado y de dos contratistas de la CIA (ex Navy SEALs).
La incapacidad de las fuerzas armadas americanas para dar apoyo durante el ataque a la embajada ha sido ampliamente criticada, y se ha convertido en uno de los principales argumentos del partido republicano para desacreditar la gestión de la candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton (que ocupaba el puesto de Secretaria de Estado durante la crisis).

A pesar de disponer de aviones F-16 en la base italiana de Aviano, no había aviones de reabastecimiento que pudieran apoyar a estos cazas en una hipotética misión de apoyo aéreo cercano en Bengasi. La única ayuda que recibieron los “sitiados” provino de un equipo de seguridad formado por miembros de la CIA y del JSOC que se desplazó desde Trípoli a Bengasi en un avión privado por cuyos servicios pagaron 30.000$, y de un UAV que en aquel momento operaba sobre territorio libio bajo el mando del AFRICOM.
La siguientes imágenes muestran el despliegue de fuerzas americanas en el Mediterráneo el día del ataque al consulado de Bengasi.


En 2013, con objeto de garantizar opciones de respuesta ante nuevos atentados como el ocurrido en Bengasi, y ante un amplio espectro de amenazas, se creaba la SPMAGTF-CR-AF (que viene a traducirse en Fuerza de Tareas Aérea-Terrestre de Propósito Especial de los Marines – Respuesta de Crisis – África).
Desde entonces, alrededor de 600 marines se encuentran basados en Morón de la Frontera, Sevilla. Esta unidad se caracteriza por su excelente movilidad, ya que está dotada con convertiplanos MV-22 Osprey, que junto con los aviones cisterna KC-130J ofrecen una amplía autonomía, una considerable velocidad y la capacidad de aterrizar en superficies no preparadas para insertar a las fuerzas de infantería.

En estos tres años, la SPMAGTF ha participado en ejercicios de todo tipo junto con las Fuerzas Armadas españolas, y regalando al espectador estampas tan impresionantes como los MV-22 operando desde la cubierta del Juan Carlos I.

Además, ha participado en operaciones muy diversas, como el apoyo a los países del África Occidental afectados por el Ébola, la evacuación de personal americano de Sudán o el establecimiento de unidades de respuesta inmediata en Sigonella (Italia) ante el empeoramiento de la situación en el Norte de África.

La especial flexibilidad y versatilidad demostrada por este tipo de unidades ha llevado al Pentágono a considerar la creación de nuevas SPMAGTF para operar en Centroamérica y en Oriente Medio.