AMARG: El cementerio de aviones más grande del mundo.
Si alguna vez os escapáis a Arizona para visitar el Gran Cañón del Colorado, quizás tengáis la suerte de nuestro colaborador y vuestra familia acepte ir un poco más al Sur, hasta Tucson, ciudad que alberga la Davis Mothan Air Force Base, que no sería más que otra base de A-10 Warthogs sino fuera porque también aloja en su inmenso recinto el AMARG, o Aerospace Maintenance and Regeneration Group.
Con alrededor de 4000 aviones (se puede consultar el inventario mes a mes aquí) en distintos estados de almacenamiento -que permite, según el nivel de alistamiento, poner las aeronaves en vuelo en pocos o días o simplemente utilizar partes de las aeronaves como repuestos- el AMARG es el mayor cementerio de aviones del mundo.
Conocido como “The Boneyard” (El Osario), su origen se remonta a 1946, cuando se hizo necesario almacenar grandes cantidades de excedentes de unidades aéreas del Ejército de los Estados Unidos. A lo largo de los años, el AMARG pasó a convertirse en el principal cementerio del Departamento de Defensa, y actualmente aloja cualquier unida aérea dada de baja perteneciente a organismos del gobierno federal.
Tuvo un papel relevante tras la firma de los tratados START, pues fue en sus instalaciones donde se desmanteló, a plena vista de los satélites de observación soviéticos, cientos de ICBM y de bombarderos estratégicos B-52.
Las excepcionales condiciones de temperatura y, especialmente, de humedad en el área de Arizona son ideales para la conservación de las aeronaves, a las que se somete a un completo proceso de vaciado de fluidos hidráulicos y de “envoltorio” con un material llamado Spraylat para evitar una rápida degradación. Se trata de un proceso complejo, que también elimina elementos peligrosos (como las cargas de eyección de los asientos) o clasificados (como los equipos de guerra electrónica). Este proceso permite, según el grado de aplicación, separar a las aeronaves en cuatro grupos principales:
– Las que están listas para volar en un breve plazo de tiempo.
– Las que podrían volver a volar tras un periodo de acondicionamiento.
– Las aeronaves canibalizadas para utilizar sus componentes como repuestos.
– Los excedentes de Defensa, que se almacenan para su uso futuro o su venta a naciones aliadas.
El cementerio puede visitarse a través de los tours que ofrecen en el PIMA Air&Space Museum, muy cercano a la base. Este museo merece también una visita, ya que dispone de una excelente colección de aviones, que va desde los míticos F-14 de la US Navy, hasta la aeronave supersónica de espionaje SR-71 o el Air Force One utilizado por el presidente John F. Kennedy.
Si tenemos la mala fortuna de pasar por Tucson un sábado o domingo, y no hay tour, siempre queda la opción de acercarse al vallado y deleitar la vista con todo ese potencial militar aparcado en el desierto de Arizona.
Como “bonus track”, pocos kilómetros al Sur, en dirección a México, podemos encontrar el Museo de Misiles Titán: un antiguo silo de misiles intercontinentales Titán donde veteranos de la Fuerza Aérea dirigen visitas guiadas a los pozos de los misiles y a los centros de mando y control asociados.
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