EL CUERPO DE MARINES DE LOS ESTADOS UNIDOS CAMBIA DE MENTALIDAD.
El pasado 23 de marzo, el periódico The Wall Street Journal entrevistó al Comandante General de los Marines, David Berger. Sus declaraciones han desatado cierta polémica en la esfera militar estadounidense, pues suponen un cambio radical en la forma de operar de los Marines.
Con la mirada puesta en China, Berger considera que las compañías de carros de combate, la artillería convencional y las compañías de ingenieros no tienen ya cabida en el Cuerpo de Marines.
Su misión en un hipotético conflicto con China sería luchas por mantener el control en las pequeñas islas y archipiélagos que forman las afamadas cadenas que impiden que la flota China tenga un acceso franco al Océano Pacífico.
Desde estas islas, el Cuerpo de Marines establecería baterías de misiles antibuque NSM (Naval Strike Missile) con las que denegar el uso del espacio marítimo a las fuerzas navales de la República Popular China. También establecería centros logísticos desde los que distribuir combustible, munición y víveres a los pequeños grupos de fuerzas de infantería que combatirían por mantener el control de las cadenas de islas, y que cambiarían continuamente de posición para evitar ser localizados y atacados por el enemigo.
La radical propuesta de Berger prevé incrementar los escuadrones de vehículos aéreos no tripulados, de artillería basada en misiles (incluyendo misiles de crucero y antibuque, lanzados desde la plataforma HIMARS) y de aviones C-130 Hércules de carga y reabastecimiento en vuelo.
Sin embargo, contempla un recorte de personal, hasta 170.000 efectivos (“menos pero mejor preparados”), una reducción de las baterías de artillería de 21 a 5; la desaparición de las compañías de carros de combate y de ingenieros (los únicos vehículos blindados que seguirían en servicio serían los LAV-25 y el ACV, los dos de ruedas); la reducción de batallones de infantería y escuadrones de MV-22 Osprey; y la reducción de escuadrones de helicópteros de ataque AH-1Z Vipers (la evolución del Cobra) y de los helicópteros de transporte pesado CH-53K Super Stallion.
También contempla la transición de los F-18 Hornet y AV-8 Harrier al F-35, pero reduciendo el tamaño de los escuadrones de 16 aeronaves a 10.
E incluye también algunas propuestas innovadoras, con algunos diseños ya en servicio, como las bases móviles expedicionarias, o con estudios que contemplan la adquisición de hidroaviones para el abastecimiento de las unidades desplegadas en las islas; la utilización de impresoras 3D para fabricar repuestos; o el uso de barcazas no tripuladas para misiones logísticas.
Todos estos cambios responden a dos motivos: una adaptación al cada vez más exiguo presupuesto y una genuina preocupación por ofrecer una solución al cada vez mayor empuje chino en el escenario bélico del S. XXI, cuyas capacidades A2/AD (Anti-Access / Area Denial) suponen una amenaza a las tradicionales operaciones anfibias.
Sin embargo, la propuesta encuentra numerosos detractores, que creen que esta misión podría ser llevada a cabo por el US Army y que las propuestas de Berger limitan -si no aniquilan- la capacidad de combate del USMC, alejándolo de su misión principal de establecer cabezas de playa.