LA BASE NAVAL DE MÜSKO: SUBMARINOS Y CORBETAS SUECAS ENTERRADOS BAJO LA ROCA.
Durante la guerra fría, Suecia, ajena a la alianza atlántica, temía que la Unión Soviética lanzara en algún momento una invasión relámpago sobre su territorio, a través del Báltico y Finlandia.
Para protegerse de un eventual ataque soviético, muchas de sus instalaciones militares fueron construidas utilizando la particular geografía sueca, con pequeñas elevaciones de roca en las que se podían cavar con cierta facilidad túneles que albergaran búnkeres, hangares reforzados para aeronaves y también, barcos y submarinos. Los trabajos fueron coordinados por la agencia sueca de fortificaciones, Fortifikationsverke, que depende del Ministerio de Finanzas y que es, a día de hoy, la mayor propietaria de terreno en el país.
Uno de los ejemplos más representativos en la base naval de Müsko. Situada al sur de Estocolmo, en el municipio de Haninge, la base naval de Müsko se construyó entre los años 1950 y 1969. Fue necesario extraer 1.5 millones de metros cúbicos de roca.
La base dispone de cinco fosas para buques –de hasta 250 mts de largo y 40 mts de alto- y una red de túneles de más de 20 km. La marina sueca construyó también un túnel de acceso a la isla de más de 3 km a 70 mts de profundidad. Las fosas albergan también instalaciones para reparaciones, a cargo del astillero sueco Kockums.
La base, cerrada en 2004, fue reabierta de nuevo en 2019 con objeto de alojar el Cuartel General de la marina sueca y de ofrecer un refugio protegido a sus buques y submarinos frente a una Rusia cada vez más atrevida en política exterior, como demuestras sus aventuras militares en Crimea y Siria. La fuerza aérea sueca y el ejército de tierra también han reubicado sus cuarteles generales a bases más protegidas.
Un capítulo reseñable en la historia de Müsko son los conocidos como “incidentes submarinos de 1982”, donde un submarino no identificado fue detectado en los accesos a la base. Perseguido por la marina sueca durante dos semanas, se cree que la nave consiguió evadirse. Aunque inicialmente se atribuyó la incursión a la marina soviética, existen teorías que acusan a la OTAN, en un supuesto intento por conseguir que el país escandinavo solicitase el acceso a la alianza atlántica por temor a una invasión rusa.
Como epílogo diremos que España hizo también sus intentos. El más representativo son los túneles para submarinos que se construyeron, en los años cuarenta, bajo el castillo de Galeras, situado en la esquina suroeste de la ensenada de Cartagena. Nunca se llegaron a utilizar, y hoy sirven como almacén de repuestos de la Armada.
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