Pruebas de mar del USS Zumwalt.
Schepke. 11.12.15.
El pasado 7 de diciembre pudimos ver al USS Zumwalt realizando sus primeras pruebas de mar. Sus futuristas líneas habrán sorprendido a muchos. Sin embargo, el USS Zumwalt pertenece al proyecto DDX, cuyos orígenes se remontan a comienzos de la década de 1990, comenzando en el año 2005 la fase de diseño detallado y construcción de la primera unidad de la clase, el DDG-1000.
Hasta la fecha, el proyecto ha costado 22.500 millones de dólares, siendo el coste por unidad cercano a los 4.000 millones de dólares, si excluimos los gastos en I+D. El coste previsto por unidad ha llegado a doblar el presupuesto inicial lo que ha obligado a la US Navy a reconsiderar la necesidad del programa. Actualmente sólo está aprobada la construcción de tres unidades dado que en 2008 los responsables americanos para nuevas adquisiciones reconocieron que preferían asignar fondos adicionales a la construcción de más destructores Arleigh Burke. Argumentaron, entre otras razones, que en el actual escenario las capacidades del DDG-1000 podían resultar desproporcionadas, incluyendo algunas limitaciones, como la capacidad contra misiles balísticos o la defensa aérea en una zona litoral.
Sin embargo, el programa DDX es considerado un importante demostrador tecnológico. Pese a la drástica reducción sobre la previsión inicial de 32 unidades, los fondos asignados para el programa han sido también utilizados para desarrollar una serie de sistemas que servirán para dotar a las futuras unidades de superficie de la marina de los Estados Unidos.
En la imagen superior podemos ver las principales innovaciones incorporadas al DDG-1000.
Lo primero que llama la atención son sus modernas líneas. Uno de los principales requisitos de este barco ha sido el desarrollo de un casco que ofreciera una considerable reducción de la Superficie Equivalente Radar (SER, o RCS en sus siglas inglesas). Si bien su tamaño es un 40% superior a los destructores de la clase Arleigh Burke, su SER es aproximadamente 50 veces menor a la de un barco de similar tonelaje. La superestructura ha sido construida con materiales compuestos, que ofrecen un retorno radar inferior. Además, el diseño de proa invertida -que no se observaba en la construcción naval militar desde finales del S.XIX- ofrece, supuestamente, una menor detectabilidad además de ciertas ventajas marineras.
Pero el USS Zumwalt no sólo incorpora medidas de diseño destinadas a reducir la SER. Se ha dedicado un gran esfuerzo a reducir su firma acústica, que se compara con la de un submarino nuclear clase Los Ángeles, e incorpora un complicado sistema de refrigeración para reducir la firma infrarroja del casco y, especialmente, de la superestructura-mástil integrado.
En lo referente al armamento del DDG-1000, la principal innovación es la prevista instalación del primer Advanced Gun System (AGS), o sistema de cañón avanzado: un montaje de 155 mm preparado para disparar el LRLAP (Long Range Land Attack Projectile o Proyectil de Ataque a Tierra de Gran Alcance). Estos proyectiles, propulsados por un pequeño cohete, ofrecen un alcance de 154 km con una precisión de 50 metros a un coste reducido. Como curiosidad destacar que el Zumwalt tendrá que “lastrarse” para conseguir la estabilidad suficiente para disparar con estas armas. Aquí os dejamos el vídeo promocional del fabricante, BAE Systems.
Por otro lado, el USS Zumwalt incorpora el llamado VLS periférico, que básicamente consiste en separar las celdas de un VLS tradicional y repartirlas a lo largo de los costados del buque, mejorando así la supervivencia en caso de impacto y evitando el uso del muy solicitado espacio en la línea de crujía.
En cuanto a sensores, el DDG-1000 incorpora el AN/SPY-3 de Raytheon, una evolución del SPY-1 de nuestras F-100 que funciona en banda X y que ofrece mayor precisión con anchos de lóbulo más estrechos y mayor alcance de detección frente a amenazas a baja cota (al aprovechar las mejores condiciones de propagación de las altas frecuencias). Además, sus componentes comerciales permitirán abaratar costes de mantenimiento y mejorar la disponibilidad de repuestos. El Zumwalt también incorpora una completa “suite” sonar, con equipos activos de media y alta frecuencia y un sensor remolcado, demostrando el creciente interés por retomar la guerra antisubmarina.
Otro importante avance tecnológico que incorpora el programa es la propulsión mediante motores de inducción avanzada. En un principio estaba previsto instalar motores de imanes permanentes como los que equipan a muchos submarinos convencionales. Sin embargo se consideró que la brecha tecnológica era demasiado grande y dispararía los costes del programa. Los motores de inducción avanzada permitieron reducir los plazos de entrega y mantener el presupuesto pero son más pesados, ocupan mayor espacio y producen un tercio del voltaje ofrecido por un motor de imanes permanentes.
La clase DDG-1000 sin embargo, ha sido motivo de amplias críticas. Su elevado coste ha reducido la previsión inicial de 32 unidades a sólo tres. Su estabilidad (relacionada con la proa invertida) ha sido puesta en duda por varios informes de oficiales de la armada de los Estados Unidos. A pesar de desplazar 16000 toneladas, su número de celdas VLS es de 80, frente a las 122 de un crucero clase Ticonderoga, de 9600 toneladas. Además, no está preparado para actuar como vector de defensa frente a misiles balísticos a diferencia de los destructores de la más económica clase Arleigh Burke.
A pesar de estas críticas, la clase DDG-1000 constituye sin lugar a dudas uno de los buques de guerra más avanzados del momento. Desde Fuerza Naval pensamos que estos buques servirán como unos importantes demostradores tecnológicos y plataforma de pruebas para una futura clase de escoltas, aún no definida, llamada a sustituir a la columna vertebral de la US Navy, los destructores de la clase Arleigh Burke. Estados Unidos hace apuestas tecnológicas muy arriesgadas pero bajo un férreo control presupuestario y de estado de avance por parte del congreso. Es cierto que en las últimas décadas Washington ha sufrido varios reveses en materia de programas de armamento, con resultados muy cuestionados (LCS, F-35, EFV…). Pero Estados Unidos además de ser la principal potencia militar mundial, es la principal potencia en I+D y asume riesgos que si bien en ocasiones acaban en estrepitosos fracasos han arrojado programas tan exitosos como los submarinos clase Virginia, los destructores clase Arleigh Burke o los cazabombarderos F-18 SuperHornet. Parece evidente que la clase DDG-1000 se limitará a tres unidades, renunciando a convertirse en un elemento clave de la estrategia naval americana, pero sin duda servirá para definir las capacidades que necesita la fuerza de superficie de la US Navy y como plataforma de pruebas de armas y sensores.